


El 25 de noviembre es un día especial para muchas mujeres en Latinoamérica. Es el día en que se levanta la voz para manifestar el deseo y el derecho a vivir en paz. El día en que se dice no a la violencia en contra de las mujeres, violencia esta muchas veces silenciada detrás de las paredes del “hogar”
También es una oportunidad de rendir homenaje a todas las luchadoras y guerreas incansables que abrieron el camino para que otras muchas mujeres pudieran caminar libremente en él y que siguen haciendo el llamado a nuestras conciencias para hacernos cargo de nuestras propias vidas.
Lideres yanaconas, Guambianas, Nasas, campesinas en sus tierras, campesinas desplazadas, artistas y las que convocan, jalan e impulsan este proceso, se hicieron presentes para compartir con nosotras sus visiones, sus experiencias y el abrazo.
Danzamos, nos relajamos descargando nuestro dolor a la tierra, nos sentamos en círculo para mirarnos a los ojos y reconocernos, para hacer alianzas y sentirnos hermanas, hijas de la tierra. Al altar central de agua, fuego, tierra y aire fueron llegando los alimentos orgánicos, las semillas, la miel y las flores, manifestando con ellos la abundancia y la nutrición de la gran madre.
Así el 25 de noviembre nos reunimos, para sanarnos y regalarnos por un momento la oportunidad de sentir el equilibrio y la armonía de la naturaleza...de nuestra naturaleza.
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